Imagina un lugar donde poder escuchar los sonidos del silencio.
Imagina un pequeño valle rodeado de imponentes montañas.
Imagina en el valle, un grupo de viejas casas con muros fuertes de
piedra a semejanza del espíritu de sus habitantes.
Imagina el susurro de un pequeño riachuelo, flanqueado por enormes chopos, cuyas aguas cristalinas discurren bajo el arco de un puente de vieja piedra.
Imagina el tañido de dos enormes campanas de una vieja iglesia cuyo campanario se eleva por encima de todas las casas.
Imagina la hospitalidad de la gente de ese lugar, la pureza de sus aguas, la nitidez de sus aires, la soledad y la belleza de sus campos.